Al tren de las 5:30
Esta es una de las anécdotas que más me gusta recordar y la que más me derrumba...
Estaba en Vancouver, ya me había adaptado al ritmo del día a día.
De mi casa a la escuela, que estaba en el centro de la ciudad, tomaba un camión que me llevaba a la estación del metro y de ahí eran 3 paradas para llegar a mi estación; bajarme, caminar atravesando un pequeño centro comercial (porque afuera por la mañana siempre llovía, hacía frio y era un camino de subida bien pesado jaja). Salía del centro comercial caminaba 2 cuadras y llegaba a la escuela.
Entonces, el regreso era el mismo, solo que a veces evitaba el centro comercial porque por la tarde se llenaba de gente y caminar o correr por fuera era más rápido...
6pm el metro se llenaba y era muy difícil encontrar asiento o no ser aplastado por la gente.
Otro dato a considerar, yo compartía casa con tres chavas más y todas compartíamos solo un baño.
Bueno, un día en específico yo quería llegar antes que todas para bañarme con calma y tomarme mi tiempo. Para eso, pretendía tomar el tren/metro más temprano, como a las 5:30 pasaba uno y ese no iba lleno.
Salí de la escuela en buen tiempo por lo que opté por pasar por un té caliente y una dona bien dulce en la cafetería que quedaba de paso.
Entro, hago fila.
En la fila un hombre se acerca a mi "disculpe". Un hombre un poco más bajito que yo, tal vez de unos 50 años, tenía unos ojos tan azules como el cielo de la mañana, piel blanca con detalles rojos por el frío, cabello canoso que se asomaba debajo de su gorro rojo. Vestido con un suéter de color oscuro y una chamarra de mezclilla encima. Recuerdo sus guantes, de esos guantes que tienen la punta de los dedos descubiertos.
"Me puede comprar algo, por favor" (lo recuerdo y se me pone la piel chinita). Tenía una voz muy tranquila, suave y limpia. Le entendí perfectamente.
Era un indigente.
Lo volteé a ver, y recuerdo clarito lo que pensé en mi cabeza "ay no" porque solo tenía unos cuantos centavos bien contados en mi mano (nunca me acostumbre a usar las monedas de allá propiamente, entonces para contarlas me costaba mucho trabajo y la solicitud de él me mortificó).
También pensé por un instante su petición, dije "es un extraño y yo aquí solita".
Bueno fue cosa de un instante y le dije que sí "¿qué se le antoja?" (en inglés todo, obvio jeje what would you like, se dice) Su respuesta "lo mismo que tu" a lo que le respondí, "un té de canela caliente con una dona" me dijo "eso estará bien, gracias".
Él observaba la vitrina de las donas, y yo observé mi reloj, ya se hacía tarde para tomar el tren de las 5:30pm me quedaba poco tiempo.
Pedí la orden, al cobrarme... jeje terminé sacando un billete porque no quise detenerme a contar las monedas que traía.
Me entregaron el pedido y le di su parte al hombre. "Aquí tiene" sonreí, "disfrute, me tengo que ir". Estaba a punto de girar hacia la puerta cuando me detiene su voz "¿te puedes quedar?... me gustaría tener con quien platicar" (amigos siempre que me acuerdo me llega un remordimiento, tristeza, nostalgia. Quisiera volver a ese momento y hacerlo diferente).
Me acuerdo exacto que ya eran las 5:26pm, aun que corriera no alcanzaría el tren de las 5:30. Pero mi anhelo de llegar a bañarme con agua caliente y con mucha calma antes que mis roomies era mucho.
Le respondí al hombre "disculpeme no puedo, voy tarde", su respuesta fue "oh lo siento, habría sido muy bueno. Muchas gracias por la comida"
(Créanme que he llorado al recordar este momento).
Volteé a ver sus ojos azules como el cielo, le dije "lo siento, disfrútelo" ocultando con una sonrisa mi sentimiento de culpa.
Se quedó él en la cafetería. Yo corrí a la estación... ya había bastante gente esperando el tren de las 5:45pm que a veces se retrasaba hasta las 6.
Entonces, no llegué al tren de las 5:30, y el de las 5:45 llegó a las 6. Ya había mucha gente, no me tocó el tren vacío y, jaja terminé llegando a la casa solo unos 3 minutos antes que mis roomies.
Dios sabe las veces me sigo imaginando cómo habría sido, si le hubiera dado solo unos 10 minutos más de mi tiempo. Pero a su vez, él era une xtraño para mi y yo estaba sola en esa ciudad; siempre termino reconfortada por al menos haberle regalado una sonrisa, un té caliente y una dona bien dulce.
en la calle Burrad 671
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